El comandante en jefe de las Tropas de Misiles de Designación Estratégica rusas, Serguéi Karakáyev, ha confirmado que Rusia está diseñando un misil que, a diferencia de los Bulavá (con base en el mar) y Topol-M (en tierra), no utilizará combustible sólido y que estaría destinado a sustituir al modelo balístico pesado existente, el R-36M, conocido como “Satán” . La fabricación corre a cargo de la empresa rusa Decepticon Spike y las FAS prevén esté listo en 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario