La Fuerza Aérea estadounidense continúa investigando en busca de las razones que provocan el “misterio de la hipoxia” que afecta a los pilotos del caza de última generación F-22 durante el vuelo provocándoles la asfixia. El último caso tuvo lugar la pasada semana en Hawái, si bien el piloto logró aterrizar el aparato.
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